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El monte Sinaí
y todas las montañas
temblaron ante el Dios de Israel.

»En la época de Samgar y de Jael,
eran muy peligrosos los caminos,
la gente andaba por veredas angostas;
los campesinos no podían cultivar sus tierras.
Entonces yo, Débora,
me levanté para defender a Israel,
como defiende una madre a sus hijos.

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